Bien podríamos estar en cualquier restaurante de vacaciones, pero no. Estoy con el “Pelli” comiéndonos un huevo frito y una ensalada de tomate y cebolla en el restaurante del amigo Rafa. No hace falta mucho para estar a gusto. El comer es más la compañía que la comida, ya lo decía Epicuro hace más de dos mil años. Además que hay mejor y más socorrido que un huevo frito. La cena barata 4,80 euros por los huevos, lo caro, como siempre, lo superfluo, café, licor, puros, cervezas…..etc. No quedó nada en los platos, de eso se encarga, casi siempre el dueño que a la que te descuidas se te come lo tuyo, aunque ya haya cenado. Es majo el Rafa, ¿a que sí? Bueno es broma, lo que os cuento ahora es más serio.
Ayer vi de cerca, los efectos de la crisis inmobiliaria y financiera, en las caras de un matrimonio, ya mayor, al entregarles el aviso de subasta del piso que deduje vivirían el hijo y la nuera, pues también estaban citados, pero no vinieron, ya que los padres tenían otro domicilio. Me dijeron que estaban esperando, pero que tardaban mucho, a que el banco le diese un crédito para pagar lo que debían. Señores banqueros, estos padres de manos rotas por el trabajo duro de la tierra que avalaron con su firma, seguramente solo sabrían firmar, el crédito de su hijo que hoy no puede pagar, no se merecen este sufrimiento en sus últimos años de vida. Sus rostros reflejaban dolor humillante y resignación, seguramente era la primera vez que pisaban un Juzgado. Señores del banco ese que tiene nombre de ciudad del norte, seguido de la provincia, y señores de todos los bancos de España, para qué quieren tantos pisos vacios. Negocien y den una salida a estas situaciones causadas en buena parte por Ustedes mismos y empecemos entre todos a salir de la crisis. Yo solo les pude dar buen trato y decirles que hablaran con la procuradora, pues tenían tiempo hasta el 3 de noviembre, fecha de la fatídica subasta.
Ayer vi de cerca, los efectos de la crisis inmobiliaria y financiera, en las caras de un matrimonio, ya mayor, al entregarles el aviso de subasta del piso que deduje vivirían el hijo y la nuera, pues también estaban citados, pero no vinieron, ya que los padres tenían otro domicilio. Me dijeron que estaban esperando, pero que tardaban mucho, a que el banco le diese un crédito para pagar lo que debían. Señores banqueros, estos padres de manos rotas por el trabajo duro de la tierra que avalaron con su firma, seguramente solo sabrían firmar, el crédito de su hijo que hoy no puede pagar, no se merecen este sufrimiento en sus últimos años de vida. Sus rostros reflejaban dolor humillante y resignación, seguramente era la primera vez que pisaban un Juzgado. Señores del banco ese que tiene nombre de ciudad del norte, seguido de la provincia, y señores de todos los bancos de España, para qué quieren tantos pisos vacios. Negocien y den una salida a estas situaciones causadas en buena parte por Ustedes mismos y empecemos entre todos a salir de la crisis. Yo solo les pude dar buen trato y decirles que hablaran con la procuradora, pues tenían tiempo hasta el 3 de noviembre, fecha de la fatídica subasta.
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