martes, 6 de octubre de 2009

SIGUE EL BUEN TIEMPO












Y no llueve en Milagro y alrededores. Con un tiempo así es imposible que salgan las setas, actividad propia del otoño a la que me he aficionado recientemente, más por hacer una escapada al monte con los amigos que por disfrutar gastronómicamente de ellas ya que siempre me han resultado antipáticas por haber tantas especies y tan parecidas; unas son comestibles, otras tóxicas y otras mortales. ¡No me digas que por comerte una puñetera seta va y no lo cuentas! Y todos los años hay varios casos de intoxicaciones, a pesar de las advertencias de las autoridades sanitarias. Sí, te dicen que hay que ver si tienen anillos en la base, si el color es amarillo o verde, si de sombrero o de de sombrilla y un montón de cosas más que aún te lo pone más difícil, a la hora de identificarlas. Hombre, también puedes ir a un experto que te las analiza, pero dónde está ese experto y quien te dice que no se va a equivocar. En fin que quitando las de cardo y las de chopo, no cojo ninguna más y aunque dice el refrán que “más vale una mala seta que un buen champiñón, me quedo con la “cazuelica” de champiñones que hace la “Mari”, de toda la vida en el Bar Burgalés” .


4 comentarios:

  1. Jesus Mari, las setas se comen todas.
    Lo que pasa es que algunas solo una vez.

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  2. Jajaja, con las setas hay que tener siempre cuidado... que las carga el diablo. Yo me atrevo con las de cardo, las de los viejos chopos y, aunque no son las que más me gustan, con los clásicos níscalos.

    Por cierto, qué duendecillos tan graciosos las habitan el Navarra :)

    Un saludo.

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  3. A estos duendecillos, los encontré por Internet donde estaban escondidos.

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