martes, 21 de abril de 2009

EL RELOJ, EL MOVIL Y EL ORDENADOR

Hoy le he cambiado la pila al reloj y de paso le he puesto una correa nueva. Ha quedado como nuevo. En otras circunstancias económicas me hubiera comprado uno nuevo. Si dicen los políticos y los “sesudos” economistas que no se puede parar el consumo, porque todo se paraliza y se produce la “deflación” que ya por lo que se ve, hemos llegado a ella, yo he aportado mi grano de arena a la recuperación económica y me he gastado 18 euros. Por ese precio puedes encontrar algún reloj nuevo, pero soy fiel a la marca Lotus. Se me paró el reloj el viernes por la noche a la vez que se me bloqueó el móvil y me mosqueé un poco. Ahora mismo he perdido parte de lo que estaba escribiendo porque el Word no respondía y lo he tenido que apagar y volver a encender, pero no me voy a mosquear, pero sí me paro a pensar que cada vez dependemos más de cosas que no controlamos y que se nos han vuelto imprescindibles y ya no podemos vivir sin ellas. No es el caso del reloj, que también, pues no vas a ir por ahí preguntando a cada paso la hora y que te pase como al del chiste de Eugenio que diu “va uno y pregunta qué hora es y al decirle las 4 de la mañana, va y le dice ¿qué tarde no? Y el de la hora le contesta, pues haber preguntado antes si se te hace tarde”. Bueno ya falta menos para que llegue el “tiempo de las cerezas” que ese aunque venga con retraso, siempre llega. El reloj de la izquierda es el que me dejó la Mamen el fin de semana y que como veis le gustan grandes y a mí me parecía que llevaba el reloj de la iglesia. Por cierto el que lleva un reloj, siempre sabe la hora que es, pero el que lleva dos nunca está seguro.

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