lunes, 22 de diciembre de 2008

EL SORTEO DE NAVIDAD

Los niños de San Idelfonso, han cantando el Gordo, pero no era el mío. Solo me han dado 145 euros que apenas me recuperan la mitad de lo gastado. Pero ¿y si me hubiera tocado el Gordo? Falsa ilusión que se repite todos los años en estas fechas y que dura el tiempo que se tarda entre la compra de los décimos y el sorteo. Tendrían que poner a la venta los números con un año de anticipación, para tener la esperanza un año entero. No hablo en serio, claro, pues como dice André Comte-Sponville, “el placer y la felicidad se da cuando deseamos lo que tenemos, lo que hacemos, lo que es. Tenemos que aprender a desear lo que depende de nosotros y siendo conscientes, evidentemente, que hay situaciones duras en la vida que no son agradables y que se nos escapan a nuestra acción, sin que esto signifique amputar la esperanza. Volviendo al principio, la lotería, forma parte de la Navidad y siempre recuerdo a mi madre con la participación de la lotería del Faustino que si tocaban 100 pesetas se transformaban en calcetines y pijamas y demás ropa de la tienda. La verdad, al que le tocaba era al Faustino, que a su vez, daba ilusión y esperanza a la gente en las Navidades. Era y es una tradición.

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