LA TIENDA DEL HILARIO

Decir el Hilario es decir la Pilar, la Zaragozana (tanto monta, monta tanto), pero es sobre todo hablar de un matrimonio, Pilar ya falleció, dedicado toda su vida a la venta de todo tipo de comestibles y productos, de lo más variado, desde su tienda que yo recuerde, primero en la Plaza de la Verdura y luego en su actual ubicación en la carretera.
En ella se encuentra de todo, más que “el corte ingles” pues te encuentras desde una escoba de mijo a una “chirucas”, pasando por ropa interior, sartenes, pozales y peladillas para las bodas, en una sintonía entre los productos que solo una inteligencia especial sabe hacerlo.
Todo esto, casi, a cualquier hora del día y siempre con buena cara y mejor trato. Esto último, ya, hoy día, desgraciadamente, con los nuevos hipermercados lo vamos a perder.
Se adaptó al euro, aunque algunas mercaderías, estén, aún, en pesetas. Pero es que tiene tantas cosas y tan variadas que es casi imposible que haya podido adaptar todos los precios.
Una vez entre en el Hilario a comprar una “escarpia” y como no tenía la que quería, salí con 4 yogures, tan contento y eso que no me gustan mucho. ¿Cómo fue? no me lo explico, la magia del Hilario. Si entras a la tienda y no compras nada, le sabe malo y no es por querer vender más, sino por no poder servirte lo que le pides.
Ayer iba hacia el coche con un saquete de caracoles, de los buenos de invierno, “de ribazo” de los que están en la tierra que me había dado mi amigo el “gatera” que los había cogido con el “capote” y el “segarra” y pensé “voy a pesarlos al Hilario” y dicho y hecho. Coge el Hilario, 3 o 4 pesas de las de antes, las pone en su antiguo peso que ya es una pieza de museo y como los caracoles pesaban más, va y coloca 3 cajas de arroz de un Kg. y me sacó el peso exacto, 7 kilos y 115 gramos. Eso es precisión y que se quiten los pesos digitales.
Aunque sea egoísta por mi parte, hasta que el cuerpo aguante que eres buena gente y los vecinos de Milagro te necesitamos.