Explosión de júbilo en el Restaurante el Olivo, en el minuto 93 de la semifinal de la Champions con el gol de Iniesta que le daba al Barcelona el pase a la final y que el periódico el País lo denomina “gol celestial”. La verdad que los que allí estábamos hemos saltado y nos hemos abrazado con fuerza, pues la tensión era muy grande y ya dábamos el partido por perdido y por unos instantes hemos estado en la gloria. Ha estado muy bien compartir este partido entre amigos y con la presencia del más pequeño, el Julen que algún día llegará a ser tan bueno como Messi, nombre que lucía en su camiseta y que ha sido el que ha traído la bandera y la bufanda del Barcelona que colgaba de la T.V. No esperábamos nadie este resultado, cuando el partido estaba prácticamente acabado, pero el futbol es así, hasta que no pita el árbitro el final hay esperanza y hoy se ha demostrado. Ya sabemos que mañana hay que volver a la cotidianeidad, pero la vida, también son estos instantes de alegría compartida y más entre amigos, en el momento en el que Iniesta chuta con la fuerza de toda una afición que estábamos detrás.
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