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Acabo de leer, casi de una tirada, solo son 140 páginas, el libro de José Saramago, “Las pequeñas memorias” y a la vez, inevitablemente, me venían a la memoria esos primeros años de mi infancia, adolescencia y juventud, en mi pueblo. Mis padres, mi hermana, mis tíos y primos, mis amigos, mis primeros maestros, el cura.
Mi abuela paterna, fue la única abuela que conocí, a la que veía en contadas ocasiones y que no me dejó ninguna huella de tipo afectivo.
Mi padre murió cuando yo tenía 20 años, de los cuales viví fuera de casa, la mitad de ellos, contando la etapa del seminario y mis años en Zaragoza, ya trabajando.
Tengo la sensación, de que me faltó hablar más con él, para haberle dicho muchas cosas, entre otras que nunca le agradeceré lo suficiente el que me permitiese ir a estudiar al seminario, cosa que en el año 1.964, tenía 12 años, no era fácil, pues había que trabajar, tempranamente, para ayudar en casa. Él con 11 años, se quedó sin padre y ya tuvo que ir al campo, pues tenía más hermanos pequeños.
De mi madre y mi hermana he hablado antes ya, y como no soy Saramago y me pongo nostálgico, me refugio en mis pensamientos, en mis pequeñas memorias y como el blog se llama Tiempo de Cerezas, os dejo la foto de las cerezas que llamamos de la “pinta”, desgraciadamente ya quedan muy pocos árboles, hoy hay otras variedades, de lo que fue la cereza que marca la identidad de Milagro y que nuestros abuelos nos legaron. Va por ellos
Mi abuela paterna, fue la única abuela que conocí, a la que veía en contadas ocasiones y que no me dejó ninguna huella de tipo afectivo.
Mi padre murió cuando yo tenía 20 años, de los cuales viví fuera de casa, la mitad de ellos, contando la etapa del seminario y mis años en Zaragoza, ya trabajando.
Tengo la sensación, de que me faltó hablar más con él, para haberle dicho muchas cosas, entre otras que nunca le agradeceré lo suficiente el que me permitiese ir a estudiar al seminario, cosa que en el año 1.964, tenía 12 años, no era fácil, pues había que trabajar, tempranamente, para ayudar en casa. Él con 11 años, se quedó sin padre y ya tuvo que ir al campo, pues tenía más hermanos pequeños.
De mi madre y mi hermana he hablado antes ya, y como no soy Saramago y me pongo nostálgico, me refugio en mis pensamientos, en mis pequeñas memorias y como el blog se llama Tiempo de Cerezas, os dejo la foto de las cerezas que llamamos de la “pinta”, desgraciadamente ya quedan muy pocos árboles, hoy hay otras variedades, de lo que fue la cereza que marca la identidad de Milagro y que nuestros abuelos nos legaron. Va por ellos
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