miércoles, 11 de febrero de 2009

LA PRESENCIA PURA


Este es el título de un libro de Christian Bobin, en el que reflexiona sobre la soledad, sobre el amor y sobre el paso del tiempo. Describe una nueva forma de ver la vida a partir de la enfermedad de Alzheimer que padecía su padre, haciendo una reflexión sobre el ciclo existencial, ante la muerte aparente de su progenitor. El libro está en catalán, cuando lo publique en castellano os lo recomendaré, pues merece la pena, sobre todo para aquellas personas que tienen que convivir con enfermos de Alzheimer. No fue éste mi caso, pero al leerlo me he acordado de mi madre que hoy hace 8 años que falleció y al recordarla, también he hecho una reflexión sobre su existencia y la mía y los recuerdos me vienen frescos a la mente. Su presencia en los últimos años de su vida, cuando me vine al pueblo a vivir fue el agarradero más firme que tuve después de mi separación matrimonial. ¿Qué puedo decir de mi madre sin caer en tópicos? Todos tenemos o hemos tenido una madre y su ausencia nunca se llena del todo, pero el ciclo de la vida es así y nos quedamos con el recuerdo siempre vivo de cuando su presencia era real. Yo cuando me acuerdo de ella, siempre pienso que tengo que ser mejor persona, pues a una madre lo que más le satisface es tener un buen hijo ¿o no?. Murió un día como hoy que era domingo, en su casa y en su sofá. Murió a la 4,30 horas, media hora antes de irse a Barañain con mi hermana, pues la cuidaba ella y bajaban todos los fines de semana. Ya no volvería a subir, se quedó en su pueblo, como a lo mejor ella había querido. No estuve en sus últimos instantes pues me había ido a comer con el Jorge a Azagra y recuerdo que cuando me fui me dijo “dile al Jorge que los langostinos de Navidad estaban muy buenos y que cuando quiera te puede dar más”. Tenía muchos “golpes” graciosos y era muy aguda. Solía decir que “veía a un cojo asomado a la ventana” y a mí cuando salí de Alcalde me decía “tu hijo mío hazlo bien para todo el mundo”. También tuvo buen golpe, cuando me dijo “como vas a ser Alcalde, si no tienes casa de Alcalde”. Pues sí mamá se puede ser Alcalde con “casa barata” e intenté hacer lo mejor posible por mi pueblo y para todos sin ningún interés de por medio, porque me lo dijiste y porque me lo enseñaste con tu ejemplo de vida sencilla, humilde y sacrificada, como tantas y tantas madres que quieren lo mejor para sus hijos.

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